Murió parte de la fantasía


Por Javier Osuna
Director de la Fundación Fahrenheit 451


Hay hombres que incluso muertos siguen vivos. Seres que trascienden de la vida ordinaria porque crearon vida y vivieron creando un mundo distinto al nuestro. La dolorosa muerte de Ray Bradbury no es una fecha más en el calendario, hoy se despide tal vez una de las mentes más brillantes del siglo XX, un ciudadano del mundo que decidió obsequiar, desde la fantasía, puertas de libertad para aquellos que respiran todos los días universos reales llenos de muerte, censura y dolor.
La Fundación Fahrenheit 451 y el Festival de Literatura de Bogotá se suman a los distintos eventos que se realizarán a nivel mundial con motivo de esta inesperada partida. Los ideales emancipadores de su amplio legado artístico (cuento, novela, teatro, ensayo y poesía) seguirán siendo la base que rige el trabajo de nuestra organización, en pro de una distribución equitativa del arte y su difusión como canal de expresión de los más necesitados.
Hay cosas que pueden decirse de la verdad olvidando la realidad. Existen puertas alternas en lo poético que inciden en la respiración de cada ser vivo. Así hoy se entierre una parte de la fantasía, el futuro tendrá esperanza porque, gracias a sus palabras, los libros estarán a salvo en la memoria de los lectores. Podrán censurar, quemar y hasta asesinar a aquellos que escriben las páginas incendiarias que guardamos en bibliotecas y publicaciones. La literatura está por encima del papel gracias a Ray Bradbury.  
Hoy el mundo se conmueve con el adiós de un hombre que escribió alquilando por centavos una máquina de escribir en biblioteca pública (no tenía oficina). El mismo que se encerró durante un par de meses a oscuras para escribir un libro al tacto. El mismo que atravesó las fronteras de la muerte acompañado por un coro de niños. El mismo que, siendo humano, prefirió ser marciano. El mismo que descubrió la temperatura a la que arde el papel con una llamada. Y el mismo al que le sobró corazón para abrir los ojos de generaciones enteras de millones de lectores.
Es una lástima que una fecha de tan importante calibre me haya descubierto lejos de Bogotá a millas de distancia de amigos y conocidos. Por fortuna, la dimensión de la obra artística de Bradbury sobrepasa las barreras del espacio. Desde Montreal, donde me encuentro, les envío un abrazo fraterno que recibiré y entregaré aquí a quienes dejaron que su vida fuera traspasada por las sabias palabras de este grandioso escritor norteamericano.
El próximo Festival de Literatura de Bogotá, como es evidente, se realizará en su honor. En próximos meses haremos la presentación pública de la programación que contará con lecturas, conversatorios y talleres para niños, relacionados con el análisis y promoción de su trabajo.
Con motivo de su muerte, adjunto la primera editorial de la Revista Fahrenheit 451, revista creada en su honor y que, posteriormente, dio curso a la creación de nuestra organización cultural.