La “nueva” Ley anti-trámites

Por Juan Carlos Arboleda*

El gobierno y en general, el Estado, se burlan de nuevo de la ciudadanía con otra, de las ya tantas "leyes-anti-trámites", que sigue siendo el trámite del trámite. Como siempre, la inflación legislativa se dispara tratando de curar la enfermedad, esto es, el exceso de leyes con más leyes. Hay que decir lo concreto: el "derecho adjetivo" (derecho procesal), está matando, desde hace mucho tiempo, al "derecho sustantivo", a la norma material. Los argumentos de fondo quedan velados, castrados, abolidos, por argumentos de forma. ¿Ejemplo coyuntural clarísimo de la “leguleyada tinterillesca” de baranda? La destitución de la ex-fiscal Viviane Morales. Éste caso, reciente, es uno de los mejores ejemplos de lo que, en la práctica jurídica, de vicio “santanderista”, se denomina “el traperazo exegético”. ¿La mejor manera de matar un derecho? Pues es "reglamentándolo". 
La "nueva Ley Anti trámites" es ya un recurso legal muy viejo que, desde hace mucho, no sirve para nada. Antes de la presente Ley, que no es ley sino Decreto, el 0019 del 2012, había sido antecedido por la Ley 962 del 2005, el Decreto 0427 de 1996, el Decreto 2279 del 2003, el Decreto 0636 de 1996, el Decreto 1421 de 1996, el Decreto 1420 de 1998 y ya, para medio terminar por que la lista es infinita, el Decreto 2751 de 2002. ¡Qué belleza! El laberinto de Cnosos en Creta con su "Minotauro" es una soberana simpleza ante el infierno de leyes de éste país que sólo favorece a los corruptos. Ni con el hilo de Ariadna puede uno salir de él. La sentencia creo que es clara: en un Estado en donde proliferan las leyes, se multiplican también en progresión geométrica, los delincuentes y con ellos, los abogados y los políticos. La clonación cancerosa de las leyes potencia la inseguridad jurídica y por ende la social. Si el Estado fuera serio con dicho problema, crearía UNA COMISIÓN DEROGATORIA DE LEYES en el senado y buscaría la hermosa categoría de lo "simple", de lo "leve", de lo "sencillo" y por supuesto, de lo "sustantivo" por encima de lo "adjetivo". Pero no creo que nuestro “santanderismo” patológico del reglamento del reglamento, se pueda curar.  Lo anterior como sugerencia nada más de una entre tantas “reformas substanciales” que hay que hacerle a ésta “justicia-paralítica” que sólo le sirve a los burócratas “gana-pan” que cobran su “sueldito” y por supuesto, a los corruptos. Pero estamos en Colombia y ésta ha sido, es y seguirá siendo, “la cenicienta del Estado”, así como, “la justicia”, sólo se le “aplica a los de ruana”.

*Cantautor y abogado colombiano